martes, 1 de octubre de 2013

Como una novela

Hola, soy Bich. Otra vez. Sigo en esta fase blogless rara que me ha dado, así que ocupo el blog colectivo para hablar del libro del mes. Esta vez, cuando esto se publique, estaré metida en un avión, desesperada de la vida y deseando aterrizar en Madriz.

Hemos pasado el mes de septiembre leyendo una novelita, para desengrasar después del tochazo de Irving. Y menos mal que tomé notas, porque hace más de un mes que terminé. Hemos dedicado este mes a "Como una novela" de Daniel Pennac. Se me ha enfriado tanto que no sé qué voy a contar.

Y tengo que reconocer que me ha parecido un poco psé, ni me ha encantado, ni lo he odiado, ni me ha dado grandes momentos ni grandes aburrimientos. Psé. Que es de las peores cosas que te pueden pasar, el quedarte igual. Mentira. Con todo lo que hemos sufrido, quedarte psé está bien.

Me he reconocido en algunas cosas, la prisa por aprender a leer, el castigo de "pues esta noche no lees"... ya lo conté hace tiempo pero repito anécdota (y así relleno post) sobre cómo se enteró mi madre de que ya sabía leer

Al pasar por la zapatería..."mira mamá, ahí pone za-pa-te-rí-a"...así con varias tiendas, y mi madre a su bola pensando que qué bien identificaba las cosas, hasta que al pasar por un portal le dije "ahí pone ul-pi-a-no-san-chez-pe-ña-offfff-tal-móoo-lo-go". Y se quedó muerta. "¿Es que sabes leer?", "Pues claro, si te lo estoy diciendo". El resto de la tarde me tuvo leyendo el periódico a mi padre, que babeaba por la inteligencia extrema de su primogénita.

Habla Pennac y con razón, de que la lectura es para los niños (o esa sensación tengo con niños ajenos, sobre todo de mi entorno laboral) el castigo mientras que la tele es el premio. A mí eso me parece fatal, y he sido toda la vida también de ver mucho la tele...o igual no mucho, porque leía mucho, jugaba mucho, estudiaba mucho...

Cosas varias y al buen tuntún

- demasiadas exclamaciones, qué intensismo y qué ohlalá. Habla del milagro milagroso al leer en alto...no me creo nada.
- "hay que leer". No. O sí. Los niños tienen que leer, obviamente, para poder estudiar luego. A partir de ahí, ¿hay que leer? Yo no lo creo. Yo leo con la misma gana que otro ve pelis o series, o toca el piano o juega al tenis. Creo que se pasa de frenada. Leer no es algo místico. ("La lectura no depende de la organización, del tiempo social, es, como el amor, una manera de ser") Últimamente está de moda la pose de "oh, soy tan lector, estoy tan feliz con mis libros en lugar de con gente, soy tan incomprendido..."puajjjj. A mí me gusta leer, y me gusta mucho, vaya novedad. Pero prefiero vivir, así como concepto. Vivo, y además, leo. Yo no leo para saber más, ni para tener la mente más abierta...leo porque me gusta. Y porque leo, sé más cosas y creo tener la mente más abierta. Pero no leo para eso, me puede el componente lúdico de la lectura. Seguramente habrá gente mucho más elevada y más lista que yo que lea con un sentido de trascendencia. Pues muy bien. Pero me niego a leer "para". No son deberes, es una afición. Y como tal, debe resultar placentera.
- es un estresado que habla de planes de lectura, de calcular páginas por hora, cuántas horas se puede leer un domingo...que no. Eso son deberes.
- "La vida es un obstáculo permanente para la lectura" pues claro. Y qué bien y qué bonito tener una vida, aunque a veces las horas de lectura sean esas horas robadas que dice Pennac.
- Describe muy bien la desesperación que sentí hace veinte años cuando tiraba "De Profundis" por el pasillo de la pura manía que le tenía "...se ha sentido invadido por esa pesadez dolorosamente familiar, el peso del libro, peso del tedio, insoportable fardo del esfuerzo inalcanzado"
- Y al final, cuando ya no aguantaba más, me reconcilio un poco con él, gracias al decálogo de derechos del lector, que también copio, porque deberíamos aplicarnos algunas cosas

1. el derecho a no leer
2. el derecho a saltarnos páginas
3. el derecho a no terminar un libro
4. el derecho a releer
5. el derecho a leer cualquier cosa
6. el derecho al bovarismo
7. el derecho a leer en cualquier sitio
8. el derecho a hojear
9. el derecho a leer en voz alta
10. el derecho a callarnos

Durante el resto del mes, algo más escribiremos por aquí (shame on Newland y shame on me, mucho Irving y no hemos dicho ni pío, qué fatalidad). De momento, podéis abrir boca con las fantásticas reseñas de mis cobloggers.




5 comentarios:

  1. Yo no lo he interpretado de la misma manera. Justamente, lo que dice es que leer no es algo místico, y trata de desdramatizarlo y de quitarle gravedad al hecho de leer.

    Sobre la contabilidad, lo hace cuando habla del tiempo que te lleva, precisamente para decir que es una elección, y que se trata de darte ese regalo, si quieres, o no.

    Lo cogiste con desgana, eso es lo que te ha pasado. Vuelvetelo a leer y ya verás qué bien.

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  2. Ni chicha ni limoná XD... Yo interpreto que leer es algo místico pero que hemos de quitarle misticismo para que los nenes pierdan el miedo se arriesguen a dejarse caer por el libro...

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  3. Pues me lo apunto. El decálogo me ha ganado. Espero que me gusta más que a ti.

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  4. Un libro ameno principalmente para aquellos que abandonaron la lectura o se desencantaron de ella en algún momento. Este libro tiene la virtud de hacer que alguien se pueda llegar a reconciliar con la lectura. Pero nada es tan bonito como se pinta, muchos volverán a recaer en sus errores pasados cuando vuelvan a tener entre sus manos un libro tedioso o poco afín a sus gustos, entonces jugarán la baza de su derecho a no leer o no terminar un libro. La pena es que a cambio no cogerán otro, y así pasaran los días y las semanas sin acordase de aquello que era leer. Ojalá todo fuese tan fácil.

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  5. Carmen: pues claro que no es místico esto de leer...a mí se me ha hecho un poco intenso a ratos

    Livia: desarrolla eso de que leer es místico. Espera a que suba un post diciendo que no lo es.

    Vanessa: el decálogo me reconcilió totalmente con el libro, porque coincido en todo

    Alimaña: como dejadora de libros, sólo puedo discrepar. Dejo libros sin ninguna pena y leo muchísimo. La vida es corta para perderla en libros que no te gustan y te aburren

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