miércoles, 13 de noviembre de 2013

De la cotidianidad al horror

Yo no soy muy aficionado al género del terror. Me he leído algunos libros, pocos, pero no le acabo de pillar el punto. Recuerdo Misery que me inquietó bastante. Recuerdo el dragón rojo, precuela de el silencio de los corderos, y ahora mismo no recuerdo muchos más, aunque seguro que sí que me he leído algunos.

Pero hay otro tipo de terror que sí que me gusta mucho y es el terror psicológico, el que va envolviendo al protagonista sin que se note, para de repente encontrarse ya al otro lado de la salvación, desarmado e impotente ante un fin absurdo que no entiende. El protagonista tuvo muchas oportunidades de escapar, pero no lo hizo, no vio el peligro.

El caso paradigmático de este tipo de terror para mí es Kafka. Y específicamente dos libros: El Castillo y El Proceso. La lectura de Doña Perfecta me ha recordado mucho a El Castillo. En ambas un joven llega a un pueblo desconocido, uno para conocer a la que puede convertirse en su esposa, y otro para trabajar como agrimensor. Al principio todo parece normal, traban conversaciones con los lugareños, los habitantes de los pueblos los tienen en gran estima, ven alguna cosa extraña, pero no se alarman y piensan que son imaginaciones suyas o cosas pintorescas de los paisanos... hasta que poco a poco se va tejiendo la tela de araña que destruirá sus vidas.

En el caso de El Castillo es la imposibilidad de acceder a un poder burocrático que no se relaciona con nadie. Esa lucha por conseguir llegar al castillo y entrevistarse con los administradores que parece tan lógica no llega a producirse nunca. El castillo está más lejos de lo esperado, hay confusión en los horarios, alguien se interpone en su camino... siempre pasa algo y nosotros nos ponemos de parte del agrimensor con su lógica que choca de frente contra otra que no entendemos, pero que para el resto de personajes es totalmente normal.

En el caso de Doña Perfecta, Pepe llega al pueblo y poco a poco se ve enredado en pleitos, en discusiones en las que siempre malinterpretan su ironía o en las que él también malinterpreta las intenciones de los otros. La historia se va complicando, se empecina en asustar a doña Perfecta que a su vez no duda en exacerbar los ánimos de los pueblerinos contra el ejército, especialmente los de Caballuco, hasta que se desata la tragedia del final con la muerte de Pepe.

En ambos casos hay una incomprensión bilateral por parte del elemento extraño que llega al pueblo y de los habitantes del pueblo frente al desconocido. Pero lo que creo que diferencia a los dos libros y hace, a mi juicio, mejor a el Castillo, es la absurdidez e incomprensión que el lector tiene de los pensamientos de los oriundos del pueblo. En Doña Perfecta entendemos sus motivos, no se comparten, pero se entienden sus acciones como consecuentes. En cambio, en el Castillo, la incomprensión es absoluta donde hasta las incoherencias de los sucesos del castillo son analizadas como pruebas de la inteligencia superior de la burocracia que dirige sus designios.

El Proceso también tiene esa incomprensión de la que hablo, aunque ahí el escenario es totalmente distinto. El Castillo y El Proceso se parecen bastante. El Proceso y Doña Perfecta se parecen poco. El Castillo está inconcluso y el final de Doña Perfecta es moralizador, cosa que ninguno de los libros de Kafka creo que sea. También hay diferencias, por supuesto. Pero creo que eso es menos interesante.

También creo que los dos libros sirven para trazar, dentro de sus paralelismos, la fina diferencia entre el horror y la tragedia. También entre el absurdo y lo comprensible.

Tal vez esto solo se me haya ocurrido a mí. Entiendo que así a priori comparar a Kafka con Galdós no es habitual. Dándole al google parece que no es una idea muy común, pero es que eso de buscar similitudes y categorizar es algo muy humano, nuestro cerebro funciona así, aunque cada uno tengamos categorías distintas.

Tal y como dice Pierre Bayard, esas referencias de nuestra biblioteca particular y las referencias que cada uno tiene son, de alguna manera, nuestra manera de interactuar entre nosotros y de intentar encajar en nuestro entorno. Ni Pepe ni K. encajan y a lo mejor es de ahí de donde nace el desconcierto e incluso el horror. El horror a estar solos, sobre todo en el caso de el Castillo.

Por cierto ¿hay alguien ahí o os he asustado a todos y nadie ha llegado hasta el final...?

-¡Eco!

-....ecooo ecooo ecooo...


(escalofriante...)

7 comentarios:

  1. La comparación me parece acertada ¡¡y muy pro!! por lo que dices, el ambiente que se crea de absoluta incomprensión, de absoluta incomodidad...
    Ahora bien ¿bilateral? Doña Perfecta es consciente de sus actos, porque es muy mala (aunque se cree justificada) pero no está loca... Es Pepe el que no entiende qué está pasando y por qué le cae tan mal de pronto a todo el mundo, incapaz de ver cómo su tía ha ido tejiendo redes malvadas en torno a él.

    Escalofriante, sí, pero he llegado hasta el final, dos veces :P

    ResponderEliminar
  2. No he leído ni El castillo ni el proceso, pero los tengo en el kindle (las obras completas por 1,97..., ya sabes...), y me animaré seguro.

    No me ha parecido una novela de terror, ni siquiera psicológico, aunque sí hay un cierto desasosiego porque estás viendo que le están tendiendo una trampa, que hay una cerrazón que él no va a poder remontar, y que hay una mujer malvada e hipócrita que, bajo la apariencia de quererle, le va a hacer daño.

    Una buena orientación, siempre que se tengan referencias.

    Muy buen post, ND, me ha gustado mucho.

    ResponderEliminar
  3. Doña Perfecta puede que no tenga incomprensión respecto a Pepe, pero sí otros en la historia. Todos esos pueblerinos que creen todas las herejías que le atribuyen o el haber ido a la casa de las Troyas... Creo que hay una incomprensión bilateral, sí. Pueblerinos vs. Pepe.

    El Proceso creo que es mejor. Seguramente porque el Castillo está inacabada, aunque las dos son muy buenas y no muy largas.

    ResponderEliminar
  4. Dicen que cuando Kafka le leía el manuscrito de "El Proceso" a su editor Max Brod no podía evitar reírse a carcajadas.
    A mí eso también me inquieta bastante.

    ResponderEliminar
  5. Sí, Kafka tenía que ser una persona tirando a rarita...

    ResponderEliminar
  6. He aquí el mail de mi hermana MJ (que desarrolla en la entrada siguiente):

    Muy inteligente la comparación, a propósito del horror, entre Galdós y Kafka. Sobre todo, my bien argumentada, pero me gustaría atornillar la última tuerca.

    Kafka es un escritor lineal, enclaustrado en su universo de laberíntica obsesión por el arquetipo. Sus personajes parecen tejidos como telas de araña, siempre girando en torno a un mismo núcleo matriz - el punto de vista del escritor -, siempre ascendiendo gradualmente en la misma dirección que conduce a ninguna parte. Se trata de un horror elaboradamente intelectual. Hablamos de " El grito" de Munch en versión novela.

    La novela del escritor canario nos produce la misma intensidad de terror pero de cualidad bien distinta. En " Doña Perfecta", son los propios personajes los que nos embarcan en la tragedia. El poso que van dejando al lector cuando son descritos, cuando interactúan, cuando van y vienen por nuestra imaginación, nos produce auténtico pavor. Y no es la mera anticipación de la tragedia lo que nos hace temblar sino el porqué de la misma: la insuperable descripción que nos hace Galdós de sus escasas y cortas luces. Porque vemos, claro y nítido, a personas de carne y hueso reencarnando la peor de las causas del mal: la ignorancia. Hay diálogos en " Doña Perfecta" que parecen un calco del episodio de la muerte del perro en " La familia de Pascual Duarte".
    Hay sangre latiendo y seres vivos en " Doña Perfecta", algo de lo que adolecen los " personajes" de Kafka.

    ResponderEliminar
  7. Es un post muy bueno, la pena es que no me he leído El Castillo, aunque lo he comprado para leerlo en cuanto tenga un hueco. Después de hacerlo podré volver a este post con más argumentos. Muy buenos también los comentarios, en el último de MJ (bienvenida) además aparece un factor en el que no había reparado mucho que es la ignorancia. Y es verdad, los personajes de Doña Perfecta dan miedo porque son de carne y hueso, pero sobre todo porque su maldad se alimenta de su ignorancia y es imposible no pensar que en cualquier momento nos podemos cruzar con uno de ellos en nuestra vida.

    ResponderEliminar